sábado, 1 de diciembre de 2012

White and cold december.

Diciembre, el mes de la Navidad y la ilusión. También de la nostalgia y del frío. El mes de la esperanza, donde cualquier cosa puede suceder, donde todo parece más posible. Es el mes de las sorpresas. También, el melancólico, en el que te acuerdas de los que ya no están a tu lado, pero también es cuando, inconscientemente, te das cuenta de las personas que realmente valen la pena, esas que te apoyaron desde el inicio hasta el final; personas que quieres que sigan contigo en el año que entra y en todos los que quedan. Diciembre, quizás el mes más esperado del año. Tal vez sea una tontería, al fin y al cabo es otro mes más, treinta y un días, setecientas cuarenta y cuatro horas, pero también es el fin de otro año lleno de recuerdos y nuevas experiencias; solemos reflexionar y darnos cuenta de que cada día pasa más rápido, que el tiempo vuela y hay que aprovecharlo. Para mí es quizás el mes más bonito del año, el de los encuentros más esperados y a lo mejor también de los más inesperados. Me encanta ver las caras de los niños, tan ansiosos por la llegada de Papá Noel y los Reyes Magos, las tiendas vestidas de Navidad, al igual que las calles, llenas de luces. Es una época especial, mágica, que trae consigo sentimientos indescriptibles.





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